lunes, 25 de agosto de 2008

Cine y cultura

Cine: aprendizaje para la libertad (I)

Ruy Alfonso Franco

La tendencia es tomar al cine no como recurso cultural artístico, sino como un complemento lúdico destinado al ocio, para no pensar —se cree—, porque el ejercicio del pensamiento se asocia al trabajo ¡y el cine se ve para disfrutar, no para trabajar!



La escasa programación de cine de arte o de contenido social en salas y televisión, da una idea de cuáles son las preferencias de las mayorías: cintas en donde las estrellas son, según el género, los efectos especiales o los actores y actrices populares, nunca el intelecto del director. Salvo casos excepcionales como Steven Spielberg, realizador de cintas sentimentales y fantasiosas en las que se explotan los valores humanos de manera muy obvia, como fundamento moral de su discurso (amor y felicidad es igual a éxito-riqueza). El guión, la fotografía, la edición y demás elementos artísticos que reúne la obra, valiosos cada uno en su conjunto (pues conforman la unidad artística) son olímpicamente soslayados. En la idea de que al cliente lo que pida, la industria satisface la demanda de las multitudes con sus temas favoritos. “Lo que significa asegurarle un mínimo de confianza en el mensaje, un mínimo de pasatiempo, un mínimo de felicidad, un mínimo de comprensión. Mínimo que a la vez es un máximo” (según la costumbre publicitaria de ensalzar “lo nunca antes visto”, “el estreno del año”, “como usted lo quería ver”, etc.), puesto que los mensajes tiendan “a reforzar una vida cotidiana favorable al orden vigente”[i], dice Daniel Prieto cuando revisa el contenido de los mensajes en función de los intereses privados.

Porque de los males del desmesurado dominio de los mass-media, está la dependencia ideológica (de “entretener”, pasan a “orientar”), la malformación educativa, la inmovilidad física o mental; la sugestiva sensación de que estamos enterados de lo que, se supone, “debemos” saber y “entender” para llegar a la feliz convicción de que tenemos “lo mejor”; cuando indecisos no hallamos qué de la abrumadora comercialización consumir, ya que los “mejores” productos del mercado invaden los espacios más íntimos. Surge entonces, demoledor, el autismo cultural, entendido aquí como el ensimismamiento del individuo en los objetos y en sus asuntos más que en los demás; totalmente vulnerable por su condición de aislamiento en la que queda el espectador frente al medio.



De la soberbia que endilgaba Ortega y Gasset al “hombre-masa” liberado del siglo XX, pasó el individuo a la indiferencia e insensibilidad en el siglo XXI, atrapado por la tecnología que lo aletarga, paradójicamente. Vivimos, por un lado, en un mundo de mercados cuyos productos nos atraen más por su utilidad que por la pertenencia a una cultura o sociedad; o nos replegamos en una o varias identidades, étnica, sexual, nacional o religiosa. Para superar esto, dice Alain Touraine[ii], es necesario, centrar nuestra vida social y cultural en el sujeto personal (informado y consciente), reencontrar nuestro papel de creadores, de productores y no sólo de consumidores; esto debería ser lo relevante del consumo cultural, el desarrollo intelectual, aunque nos cuesta percibir el espacio del sujeto entre las masas que lo enmarcan y amenazan con aplastarlo. Pero el mayor peligro es el totalitarismo, la búsqueda de la homogeneidad cultural; una recomunitarización de la sociedad, dice Touraine[iii], es una sociedad de masas regulada únicamente por el mercado, en donde el sujeto libre no tiene cabida.

La “libertad” queda determinada, de facto, a la libertad de consumir los distintos productos para masas.

[i] Prieto Daniel. Diseño y comunicación, Universidad Autónoma Metropolitana, 1982, México, p.57.
[ii] Touraine Alain. ¿Qué es la democracia? Fondo de Cultura Económica, 1995, BA, Argentina.
[iii] Touraine Alain. ¿Podemos vivir juntos? iguales y diferentes, Fondo de Cultura Económica, 1997, Argentina.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Nuestro cerebro se compone de dos hemisferios y aunque al final es uno mismo cada parte tiene su función. El hemisferio izquierdo procesa la información analítica y secuencial de una forma lógica y lineal (por supuesto el lado que nos cuesta trabajo), por otro lado el derecho es intuitivo, piensa en imágenes, símbolos, sentimientos, tiene capacidad imaginativa y fantástica, espacial y perceptiva, es esta quizá la forma en que deduzco el ¿Por qué este tipo de películas triunfan?
Por desgracia la pasión por hacer cine de arte es menor día con día, pues claramente vemos que lo que se busca es vender y si la necesidad de la gente es consumir un cine comercial, pues entonces démosles de comer. El puro placer de hacer algo queda relegado por la sed del dinero y es ahí cuando comprendemos que aun no se tiene claro el significado de la palabra arte.
Ni indiferencia, ni insensibilidad, simplemente falta de cultura. Si realmente estuviéramos concientes y sobre todo si pudiéramos con certeza tener un juicio crítico, no caeríamos en el error de creer en todo lo que nos dice “mamá tele” o “papá radio”(sin mencionar a los demás miembros de la familia) y nos revelaríamos en contra de esa absurda forma de “educarnos”, la libertad solo se dará cuando el poder de decisión predomine antes que todo y cuando tengamos el valor de no solo pensarlo, sino de demostrarlo con hechos.
¿Sentir o pensar? ¿Dejarnos llevar o analizar? Si bien creía difícil resolver ese dilema, hace tiempo que lo encontré, tan sencillo como una “y”. Para comprender comportamientos es necesario conocer, ponernos en los zapatos del otro y solo así encontraremos lo que buscamos, usted lo ha dicho, volvámonos productores, actores, guionistas, camarógrafos y por supuesto en directores.

Ruy Alfonso Franco dijo...

Creo que el problema lo resuelves muy bien aquí:

"Para comprender comportamientos es necesario conocer, ponernos en los zapatos del otro y solo así encontraremos lo que buscamos, usted lo ha dicho, volvámonos productores, actores, guionistas, camarógrafos y por supuesto en directores".

Ora que si no podemos hacer físicamente todo esto, al menos aprendamos para apreciar esto de una obra. Ésta lo merece y nosotros lo necesitamos.

Como siempre Brenda, muy atinados tus comentarios.

Anónimo dijo...

Esto es a lo que nos ha encaminado el capitalismo, a vivir una vida superficial donde “se tiene una libertad” pero que de nada te sirve o que la utilizas para la libertad de comprar entre una cosa o la otra.
La libertad que debería de tenerse es la de uno mismo, de criticar lo que esta mal, lo que no funciona y lo que siempre esta estático sin hacer nada. Hay que ser autocriticos y empezar a ver lo que esta mal de cada individuo y no solo aceptar todo lo que den como simples esclavos. Como lo diría Marx en sus tiempos “El capitalismo es la explotación del hombre por el hombre”, tanta critica a los países socialistas y cuentan con una cultura mucho más grande y con mejores niveles en todos los sentidos y esto esta comprobado, aunque los medios digan lo contrario y apoyen a fomentar la ignorancia entre la gente.
En la Rebelión de las masas se demuestra todo lo de la conducta del” hombre masa “ y hacia donde se encamina en el futuro.
Los medios de comunicación utilizan problemas sociales para orientar la atención de problemas nacionales hacia otro lado.

Ruy Alfonso Franco dijo...

Cuánta razón tienes Geovanni, se ha criticado tanto a los países socialistas (obvio, desde el sistema capitalista) y resulta que estadísticamente son más cultos que nosotros. Ahí tienes el caso de Korea del norte, por ejemplo, ¿y qué me dices de Cuba?

Algo se tiene que hacer en México para que las cosas de veras cambien a favor de las mayorías, no puede ser que la riqueza del país esté sólo en 400 familias, habiendo 8o millones de gente pobre y con tan bajos niveles educativos en general.

Me parece muy acertada tu observación.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=I8-SnvFK2OA

toda una canción de la realidad que se vive en los paises de la actualidad