domingo, 21 de septiembre de 2008

¡Ya basta!

Ira güey, neta

Ruy Alfonso Franco

“Desde la perspectiva neoliberal, los niños mexicanos ya no necesitaban formación cívica: la globalización había llegado y su destino era ser consumidores más que ciudadanos. No debían cuestionar su condición: los homenajes patrios eran el mejor camino para mantenerlos ordenados, sumisos ('niños eternos separados por la distancia del brazo y por el ‘guarden silencio'), y dispuestos a escuchar discursos políticos sin significado. Estaban obligados a seguir siendo mexicanos sin ser ciudadanos, ni de su país ni del mundo.

“Es inútil enseñar historia, dijeron los tecnócratas, y se acabó el conocimiento de las culturas prehispánicas. Hay que fortalecer las competencias básicas —dijeron—, aritmética para ser buenos trabajadores y escribir para firmar pagarés bancarios. Más aún, hay que entrenar a los niños para llenar bolitas en los exámenes porque la globalización económica no necesita poetas ni literatos. La educación cívica tampoco es necesaria —dijeron—, y desaparecieron los libros de civismo, pero se mantuvo la apatía ciudadana con muchos homenajes patrios en los que la bandera era transportada por soldados mientras México se ponía en venta: ferrocarriles, teléfonos, carreteras, líneas aéreas, bancos, educación”. (Educación cívica sin civismo, Hernando Hernández, http://www.elrincondehernando.blogspot.com/)


Tanta violencia, la saña con que se cometen los crímenes, la impúdica ostentación del poder de las armas, la prepotencia de asesinos, asaltantes, policías municipales, estatales y federales apabullan a cualquiera. No bastó con la violencia de las películas, series de televisión, canciones, noticieros policiales, ni el pútrido fútbol a toda hora, ni el lenguaje popular agresivo para desahogar frustraciones, propias y ajenas. No. Había que demostrar quién es quién en este país de ciegos, sordos y mudos.

Por eso me da risa cuando Felipe Calderón y su corte juran y aseguran que mantienen a raya a los villanos, pero es mentira: todos los días, a lo largo y ancho del país aparecen más ejecutados, secuestros o asaltos. Y como siempre, estos neopolíticosadministradores de Harvard todo lo quieren resolver con más agentes y dinero, mientras la sociedad es la que queda entre el fuego cruzado, con todo y sus marchas blancas ingenuas, veladoras y rezos, y el protagonismo ridículo de algunos idiotas buenos para nada.

Señores, no nos hagamos tarugos, sabemos perfectamente quiénes son los culpables de todo este caos: son los políticos mercenarios, los empresarios monopolistas y las ineptas autoridades corruptas. Un pueblo ignorante les ha facilitado manipular a sus anchas y han buscado afanosamente mantenerlo postrado con un sistema educativo nefasto y elitista, con salarios humillantes y una legislación siempre a favor de los que más tienen. ¿Por qué extrañarnos que la delincuencia sea ahora incontrolable, si sus principales socios se encuentran trabajando en oficinas del gobierno, según se ha denunciado multitud de veces en los medios de comunicación y libros especializados en los últimos 40 años?



La corrupción por ellos propiciada —gracias a su infinito valemadrismo— es hoy ley tácita en todo mexicano, que lo aprende desde niño cuando desde su propia casa observa a sus padres corromper o dejarse corromper inevitablemente; en las escuelas porque maestros y autoridades educativas están más preocupados en aparentar eficiencia cuando la enseñanza es mediocre; porque los sindicatos son antes que nada una agencia de colocaciones y una maxipista de tráfico de influencias; porque los políticos buscan afanosos puestos de elección popular para enriquecerse a costillas del erario; porque los gobernantes mienten descarada y sistemáticamente; porque los verdaderos negocios se hacen en lo oscurito y bajo la mesa; porque a nadie parece interesarle, de veras, la educación como única solución para acabar con todo eso, cifras negras a nivel internacional lo evidencian: ocupamos desde hace 40 años los últimos lugares en aprovechamiento educativo.

¿Qué de raro tiene, entonces, que los narcotraficantes hayan impuesto ahora su impronta, si al fin y a cuentas es el único remedio para salir de jodidos miles de mexicanos que viven muriéndose de hambre en pueblos percudidos?; si con la corrupción completan su magra quincena o gasto diario policías mal armados, tránsitos asoleados, inspectores cebados, supervisores mosqueados, jefes de oficina aburridos, secretarias parlanchinas, maestros amargados, obreros desilusionados, empleadas domésticas explotadas por patronas gordas, almacenistas fóbicos, médicos de picaporte, abogados centaveros, reporteros sudorosos, ingenieros atolondrados, contadores grises, mecánicos incrédulos, albañiles abstemios, electricistas con pie de atleta, amas de casa un poco tristes, estudiantes aterrados por pasar y otros tantos que no vinieron hoy.

¿Qué nos sorprende que se haya ido perdiendo gradualmente el respeto que otrora se tenía a las autoridades, si fueron éstas las primeras que le perdieron el respeto a todos?; si vamos al IMSS una enfermera, médico o afanador cualquiera nos tutea sin medir segundas o terceras edades; si un alumno soberbio se pone al brinco con el maestro; si cinco tipos con cachucha arriba de una camioneta con torreta, placas de policía y armados provocativamente inspiran más miedo que confianza; si el funcionario de cuarta pone trabas a todo esperando que le llegues al precio; si para encontrar trabajo en verdad no importa tanto la preparación, sino a quien conozcas dentro para acomodarte gracias a las palancas de amigos o parientes; si estudiar mucho no impresiona a nadie, pero si metes goles o noqueas recio te ponen altares; si ser honrado es sinónimo de pendejo y "no avanza el que no tranza".



¿Qué nos asombra que ocupemos últimos lugares en aprendizaje, si los propios profesores son tan ignorantes como sus alumnos?; si gracias al papá maestro el hijo pudo acomodarse dando clases sin estar del todo preparado; si estudiar la universidad es un lujo; si el máximo de palabras que puede hablar un universitario apenas llega a 300, cuando deberían ser mil; si el mexicano apenas lee medio libro al año; si sólo leen unos 15 millones de mexicanos; si sólo el 2% de los egresados ejerce su carrera; si eres un nerd, un matado, un aburrido si estudias; si en el barrio valen más los madrazos que las palabras; si Cuautémoc Blanco es más conocido que Vicente Leñero; si los patrioteros no saben quién es Josefa Ortiz de Domínguez; si los ridículos le ensartan su banderita al carro sintiéndose patriotas pero mueren por un dólar, dicen ok, adoran MacDonalds, anhelan visitar Disneylandia y su trasero dice made in USA; si los bobalicones de la Academia cantaron cursis el himno nacional cuando jugó la selección contra Canadá.

¿De qué sirven las leyes si éstas protegen a los delincuentes y a gente de dinero?; si agarran a narcos y secuestradores pero al rato los sueltan; si por matar a alguien apenas reciben unos años; si cuentan que en las cárceles hay más inocentes pobres que culpables ricos; si las principales autoridades están coludidas con los facinerosos; si los abogados se aprovechan descaradamente de sus clientes; si los jueces se venden; si el Fobaproa y los afores fueron un artilugio jurídico a favor de los banqueros; si todos los días se cometen actos inconstitucionales: cobros de impuestos indebidos o excesivos, alza criminal de precios a la gasolina y alimentos básicos, retenes, retención de licencias o documentos del carro, intereses sobre intereses.



¿Qué nos escandaliza que hasta en los deportes olímpicos seamos una vergüenza si el mexicano promedio no tiene disciplina, es flojo y desordenado?; si siempre llegamos tarde a donde sea que vayamos; si nunca cumplimos a tiempo nuestro trabajo o compromisos; si la educación no está entre nuestras prioridades pero sí en demostrar cuán chingón soy, aunque sea de palabra o con hechos ridículos: bautizos, quince años o bodas, por ejemplo, son la gran oportunidad de “echar la casa por la ventana”, nomás pa’ que vean vecinos y parientes que sí puedo; andar enjoyado es cosa de estatus, traer ropa acá es primordial, llevar lentes para el sol como signo de distinción es vital, tanto como traer bolsas de Fábricas de Francia para que vean que yo sí puedo; si para un estudiante universitario el sinónimo de éxito es “casa, carro y vieja”; si somos los reyes del ya merito, del espérame tantito, mañana te pago, ai’ pa’lotra, pos ni modo, qué se chingue, me vale madres, aquí mis güevos, mis chicharrones, ni madres, pa’ qué voto si de todos modos gana el mismo, si Dios quiere, es que Dios así lo quiso.

Para qué nos defendemos, si con un güey en la punta de la lengua, blasón de nuestra ignominia, está todo dicho.


Ilustraciones: Revista El chamuco y los hijos del averno

9 comentarios:

Arturo Herrera dijo...

Amigo Ruy, tenemos pendiente un intercambio sobre economía. No lo he olvidado.
Que decirte si tienes la letra llena de razón. La corrupción, que ha sido el bono salarial de los mexicanos de a pie; es la base de esta gran falta de civilidad y de humanidad que se respira ya en casi cualquier rincón de México.

Si todo se puede con un poco (o un mucho) de dinero en las manos correctas. ¿Cuál es el sentido de esforzarse y tratar de engrandecerse con estudio y dedicación?
Si la base de la admiración popular es la imagen. ¿Para qué buscar un trabajo que te satisfaga? Si con tener uno que te proporcione dinero abundante es suficiente.
Amigo, los valores están cambiados y estamos cosechando el fruto de haberlo permitido, con inacción o provocando que el valor mayor fuera redondo y dorado.

50,000 años de humanidad y ya acabamos con el esfuerzo natural de miles de años.

10,000 años de historia y ésta se repite una y otra y otra y otra vez.

En fin, amigo, no confío mucho en la sobrevivencia de la especie.

Un abrazo

Ruy Alfonso Franco dijo...

Uta, la desesperanza es el mayor cáncer que nos podía suceder estimado Arturo, porque perdida la fe ya no hay camino por seguir. Y sin embargo hay certeza en lo que enfatizas.

Ahora tendríamos que hacernos los ciegos y seguir de todas maneras confiando en que las cosas pueden ser de otro modo. Lo sé por la gente que me escribe, por los amigos que piensan como yo.

Arturo, un abrazo fantástico.

Anónimo dijo...

Brindo, por todo lo que mencionó: “Por la corrupción y por la violencia, por los gobernantes y las autoridades, por la vil verdad y por la cruel mentira, pero sobre todo por la ignorancia en que vivimos y por dejarnos”.
Sin duda, los únicos que podemos poner un alto somos nosotros, encaminarnos de una manera eficiente y concisa. Comenzar desde cero y pensar que las cosas pueden cambiar. Recordemos que sino existen mordidas entonces no habrá corrupción, si estudiamos no habrá analfabetismo, si exigimos programación de calidad entonces no habrán novelas y programas basura, son tantas las cosas que podemos hacer y nos refugiamos tras un “no se puede cambiar” para justificar nuestros actos.
Es triste ver que las cosas se hacen mal, tal solo basta echar un vistazo a los alrededores.
Anécdota: En una ocasión fui a la cafetería y me encontré con unos estudiantes de enfermería esperando su turno para sacar copias. Ví la escena y lo note muy normal, hasta que uno de ellos saco un pequeño papelito de su bolsa y pidió 15 copias!! (Era el examen para terminar el semestre) Pensé mil cosas en ese momento y me aterró la idea de algún día necesitar de sus servicios con esos antecedentes.
¿Una simple calificación, vale más que una vida? Me pregunté indignada. Es verdad que la necesidad nos puede orillar a estudiar algo que no nos gusta, trabajar en algo que odiamos o simplemente cursar una carrera por obtener un “titulo”.
Bien merecida tenemos esa palabra (“Güey”), no somos mas que un montón de animales que pastamos y dejamos pasar el tiempo. Es tanto nuestro cinismo, que tras cada frase aparece impresa sin descaro ni decencia.

Ruy Alfonso Franco dijo...

Caray, leerte llena de un montón de bríos porque con tu edad, energía y empuje claro que las cosas pueden ser mejores si todos, poco a poco, llegan a pensar como tú. Por ti, por los hijos que tendrás, por el futuro que es de todos.

Muchas gracias Brenda por tu aliciente, por tu fe en la humanidad, pues aunque a muchos pareciera ya no importales, yo al igual que tú todavía confío en que las cosas pueden ir mejor si no cedemos terreno y pugnamos por cambiar las cosas uno por uno.

Porque, insisto, todo empieza con uno.

Deberíamos pintar bardas con esta leyenda: "Haz patria, denuncia a un corrupto, flojo o valemadrista".

Anónimo dijo...

Como le va interesar la educación al gobierno, si para ellos estamos bien como estamos, no importa que siga cayendo mas gente, con que el presidente siga ganando su salario y haciendo sus tranzas todo esta bien. Los medios apoyando y tapando los negocios del gobierno, alabando sus proezas que son insignificantes comparadas con los problemas que si necesitan una solución en verdad.
Hoy en día nos hemos hechos indiferentes a lo que le sucede a los demás, pensamos que no nos afecta lo que sucede alrededor de nosotros, no importa lo que le sucede al vecino, al de a un lado o alguien que no conozca, dices al cabo ni no conozco, pero esto se a echo mas fuerte a los medios, donde solo han difundido que lo que importa es el “yo” y nada mas que el “yo”, que se puede pedir entonces a una sociedad con ese pensamiento, donde la historia y el civismo son súper aburridos, donde solo son nombres y fechas que se tienen que memorizar, si la historia se entendiera y se aplicara otra cosa seria. La historia es el espejo del pasado, los problemas y pensamientos que se utilizaron para que no se vuelvan a cometer esos errores.
Si vivimos en un mundo tipo estado natural como lo planteara Rousseau donde el más fuerte oprime al más débil, donde hay que armarte de cualquier estrategia para seguir adelante y que el gobierno no te da lo que necesitas para desarrollarte en una sociedad competente y justa.
Si Dios escucha mis plegarias se acabara la corrupción y seremos un País de primer mundo, con una economía fuerte, seremos el primer lugar en educación, tendremos instituciones de salud competentes y no existirá por los siglos de los siglos la religión. ¡Amen!
Uuuuhh estaba soñando….

Maga Blanca dijo...

Ruy, en gmail te voy dejando más fotos para el proyecto...
Luego me doy una detenida en este texto tuyo para comentarlo, que se antoja leerlo detenidamente.
Te dejo un abrazo: La MAGA.

Ruy Alfonso Franco dijo...

Geovanni, exactamente, mientras nuestra sociedad rece y el sistema social le apueste al conformismo, ya podremos irnos despidiendo de cualquier evolución...

Y pensar que la respuesta está en los libros; pero hay que leerlos, jejejeje.

Maguita, muy bien.

Xocas dijo...

Efectivamente, una situación como la que dibujáis entre todos sólo se puede entender después de años y años de mirar para otro lado mientras las bases de la educación, la formación y la convivencia se van desmoronando. Les interesan los ciudadanos no pensantes. Ahí y aquí. El hecho de que aún no padezcamos nosotros el mismo grado de violencia depende sólo de la localización geográfica de ciertas industrias. La corrupción se extiende como algo normal y natural y tener un coche tuneado y unos duros para gastarse en la cafetería mientras los más mimados se dedican a meter goles es toda la aspiración de mucha gente.
A veces uno piensa que o bien tomamos las viejas militancias y limpiamos bien bajo la alfombra o todo se va al carajo. El problema es cuando piensas hasta qué punto va a estar dispuesto el vecino. Ese que contempla el fútbol, asiste a misa y se cree a pies juntillas cuanto le dicen eso que han dado en llamar "los medios". Ahí es cuando no ves mucha salida.
Tampoco veo yo con mucho optimismo la supervivencia de la especie. Debería entristecerme, supongo, pero la verdad es que no estoy muy convencido.

Abrazos, amigo Ruy. Y ánimos, que falta hacen.

Ruy Alfonso Franco dijo...

Uf, verdades de a kilo has dicho mi estimado Xocas y curiosamente coincides con otro buen amigo, Artherp, quien como tú mira con profundo escepticismo todo lo que huela a ser humano.

Pero cuesta asimilarlo y aceptarlo, porque a querere o no muchos habemos que aún seguimos teniendo fe en el prójimo, aunque esta esperanza cada vez tienda más a desanimarse.

Sin embargo una cosa me queda clara: como ser pensante tengo una responsabilidad, aun cuando las mayorías ni lo noten ni lo aprecien, de advertir, de denunciar, de animar al cambio; de instruir, de orientar, de señalar si yo como otros tantos tengo la oportunidad de comprender qué está pasando aquí, por todos aquellos que no tienen ni la menor puta idea de lo que les rodea.

Por supuesto, soy solo un vulgar maestrito de cuarta, un chinche periodista de ocasión y un perfecto idiota con sueños guajiros, jejejeje. Pero es hermoso serlo.

Amigo Joaquín, muchas gracias por tus comentarios, sabes que les aprecio por su valor.